CRONICA DE LA PROCESIÓN DEL AÑO 2011


(Foto de Ana Maureso Segura-Voces de Cuenca.es)

Por J.J.Domínguez de Voces de Cuenca.es

(http://www.vocesdecuenca.com/frontend/voces/Los-Chaparrones-Tambien-Alteran-El-Desfile-De--En-El-Calvario-vn10780-vst359)

Los chaparrones de corta duración pero alta intensidad se han convertido en los grandes enemigos de este Viernes Santo conquense de 2011. La procesión 'En El Calvario', la hermosa y no siempre bien ponderada 'procesión de los Cristos', sufrió las consecuencias de dos de ellos que alteraron su composición y su normal desarrollo.

Uno, pasadas las cinco y media de la tarde cuando la cofradía de Las Angustias comenzaba a descender por las Curvas de la Audiencia y que motivó que sus dos pasos, el titular y el Cristo Descendido, se tuvieran que dar la vuelta por la calle del Peso y tomaran el camino más corto hasta el convento de las Madres Concepcionistas de la Puerta de Valencia. Allí los conjuntos, que siguieron acompañados por hermanos, nazarenos y por las autoridades tuvieron que esperan para acceder a que finalizaran los oficios religiosos. Las 'monjillas' luego le regalarían su Salve a la Madre. Bandas como la de Munera que acompañaba el Cristo de la Luz también abandonaría el desfile por esta tromba de agua.

El segundo de los chubascos fue algo más tardío, cuando los pasos ya andaban por San Esteban, Aguirre y Las Torres. En este caso no hubo acortamiento de recorridos pero sí plásticos, miedo por el daño en las imágenes y trasiegos para llegar a los templos de origen en las mejores condiciones.

Dos nubarrones que alteraron un desfile en el que incluso llegó a brillar con fuerza ese sol que tanto agradece esta monumental expresión de arte y fervor popular. Y que, como había ocurrido con 'Camino del Calvario', hizo de la necesidad virtud y sin perder solemnidad alguna consiguió agilizar y hacer su recorrido en un tiempo menor. Especialmente dinámicos fueron el ascenso y la estación de penitencia en la Plaza Mayor, Para resolver el sudoku que supone el encaje de los horarios del Viernes Santo y que tanto se ha debatido esta Cuaresma quizás se puedan encontrar pistas muy válidas de ambas experiencias.

Las filas, en líneas generales y comparando con el año pasado, resistieron bien el envite de la amenaza de lluvia y de los obstáculos endémicos con los que ha de luchar esta procesión. En cuanto al público: mucho en los inicios, aceptable en la Plaza Mayor y más escaso en el Casco Antiguo hasta las Curvas de la Audiencia que se llenaron de nativos y turistas.

Abrían el cortejo, además de la campana del Cristo de la Luz, los chicos de la Banda de la Junta de Cofradías, a los que esperaba un maratón de horas de procesión en las calles y que aguantaron estoicamente a pesar de los sustos atmosféricos. De antología la Marcha de Infantes que tocaron a la Virgen de las Angustias cuando esta pasó los Arcos.

Detrás 'La Exaltación', que asombró a Cuenca con el renovado aspecto de una brillante restauración en todos los sentidos que ojalá sirva para conservar este conjunto de Luis Marco Pérez. Sencillez castellana en las andas y en el adorno vegetal de espliego en esta hermandad tan vinculada al barrio de Los Tiradores.

Presencia infantil notable, y cuidada, en el Cristo de la Agonía que con sus túnicas supo llenar de color y de vida las calles por las que pasó. Varias mujeres banceras en el Cristo de Marfil y 'el grande', el que talló Coullaut-Valera, haciendo ver a sus devotos en su rostro el rostro de sus moribundos, como acuñó en preciosa frase de su pregón José Miguel Carretero. Ambos tenían estreno en los banzos: sustitución en los primeros y arreglo en los segundos. La banda de Yátova, en la limítrofe Valencia, les marcaba el paso y ayudaba a caminar con su elocuente catequesis.

Como las notas de la banda de Munera harían con la hermandad del Cristo de la Luz. Escuchar 'Jerusalén', la marcha que más se ha dado a conocer en esta Semana Santa, mientras el Cristo de los Espejos y La Lanzada caminaban con la severidad del que acaba de morir era poner certera banda sonora a esa otra feliz frase del desaparecido Luis Calvo en otro pregón: “Algún día se contará la leyenda de una ciudad que, en el atardecer de un Viernes Santo, se fue detrás de una cruz y no volvió jamás”. Eso siempre que se pudiera escuchar con claridad ya que fue frecuente el solapamiento de bandas.

'En el Calvario' fue mientras el tiempo lo permitió un desfile que supo dar lo mejor de si mismo y que pasa por la seriedad y la sencillez a la que las gentes de Castilla recurren cuando saben que han de contar algo importante.

Paradigma ese Descendimiento cuya forma de caminar es la inefable demostración empírica de aquello que llaman sobriedad. Severas túnicas negras a un Cristo bajando de la Cruz y acompañado por una hermandad que una vez más demostró que Cuenca va a tener una más que digna embajadora en la Jornada Mundial de la Juventud. Un pequeño percance al colocar los plásticos para proteger el paso provocó que se rompiera uno de los dedos del Cristo de la Salud ; los próximos días serán en estas y otras cofradías los de los balances de daños.

Le acompañaba la banda de Las Mesas, sublime como siempre, y le precedían numerosos niños en unas filas satisfactoriamente nutridas. El año pasado la asociación 'Capuces de Cuenca' les otorgó el premio a Mejor Cantera y parece ser que siguen en la misma tónica.

Y detrás, la cofradía de Las Angustias que a pesar de los avatares que le impidieron cumplir con el rito al completo tuvo tiempo suficiente para asombrar a Cuenca con su ejemplo de solemnidad y emblema de la religiosidad popular de estas tierras. Cientos de penitentes y miles de hermanos de tulipa acompañando a esa “triste madre dolorida que mira ya muerto a Dios”.

Os dejamos el siguiente video:



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